Ser Antibético
en sí. La inmensa mayoría de béticos profesan una fe de tipo religioso: insisten en que su
sentimiento es algo que trasciende a lo meramente futbolístico y en que es el más auténtico y
el más universal, con millones de seguidores por todo el mundo (¿recordáis el día mundial del
beticismo contra el Palamós?). Eso plantea un sistema en el que no hay alternativas: o eres de
su religión, que es la única verdadera, o eres ateo. Para convivir con un beticista
(llamemos así a los evangelizadores béticos) no basta con no profesar su fe, porque son
expansionistas y proselitistas. Sobre todo, cuando coincide con que ostentan el poder en el
rango social o laboral. Para convivir con ellos, en mi opinión, la única alternativa es el
antibeticismo: publicitar para escarnio público sus peripecias más lamentables, y tratamiento
continuo de humor ácido.
Repito la pregunta, ¿es ilícito o inmoral ser antibético? Destacados líderes mundiales,
elegidos democráticamente (Ronald Reagan, Margaret Tatcher) son considreados padres de la
Globalización. Sin embargo, pocas corrientes de activismo político gozan del crédito del
Movimiento Antiglobalización.
Tesis y Antítesis.
Seguiremos en la lucha.