(De "PELOTAZOS DE SEVEN-UP", post de Francisco Romero Rodríguez en muchodeporte.com)
“Hay algunos que se beben tres o cuatro pelotazos de manzanilla y dicen muchas tonterías”. Y es que, si bien es cierto que el abuso de alcohol lleva a decir tonterías, ¿qué puede inducir a un abstemio declarado a balbucear la sarta de tonterías, gansadas, estupideces, bobadas, sandeces y necedades que han jalonado su dilatada vida pública? ¿Ser consecuencia sólo de esporádicos pelotazos de Seven-Up o tendrá algo que ver el “zumo de naranjas naturales” al que también es adicto el personaje? Pero sin entrar a valorar, al cumplirse el cuarto centenario de El Quijote, sus continuas coces al diccionario, con expresiones de sobras conocidas, ¿qué se puede esperar de un personaje cuya propia existencia se convierte en un esperpento cada vez que abre la boca? ¿Recuerdan lo de aquellas “azandías de lohpalasio” o las “arcatufas que antiguamente comían las criaturitas”.
¿Nos acordamos de aquellos dos chicos que fichó una vez Donmanué? Sí, de Kobelev (“el creador” o “el selebro”) y de Kasumov (“el máximo goleador”), aquellas dos glorias del fútbol ruso que, cuando fueron a ficharlos, en su club de origen creían que quien venía a por ellos era la “Yúver” de Turín. O del “Flamenco”, ese equipo brasileño que se llevó cedido al futbolista más caro del mundo sin pagar un “dolah” y que, por cierto, a estas alturas, diez años después de su arribada, ha conseguido cinco goles más que yo en Primera División. Y del “Velechafer”, aquel equipo argentino dispuesto a cerrar un banco para fichar a un tal Casas. Y del “Yérida”, ese club catalán cuyos jugadores recibieron un “petisu” por tratar de impedir que el Sevilla no subiera a Primera, por cierto sin ninguna suerte.
¿Qué fue de “Grigor”, aquel entrenador argentino, maestro de Cúper que era “er mejón térnico cabía”, y que era más conocido como Triana pura? Recuerden que se hizo popular por decir que “el Sevilla era un esparrin der beti”. Días después, el equipo blanco, como marca la historia, le metió tres a cero y Grigor pasó a ser conocido como Trigor. ¿Seguirá en funcionamiento ese ordenador que tenía un “botonsito” que Donmanué pulsaba para saber la vida y milagros de todo ser viviente? ¿Recuerdan ustedes, aquel asilo para la tercera edad y, “alamismavé”, aquella guardería supermoderna próximos a construirse (esperamos desde 1992) en las inmediaciones del semiestadio-platillo volante de la Palmera? ¿O esas oficinas (las más modernas de Europa) que llevan inaugurándose cada primero de año desde hace más de un lustro y en las que preside su despacho una “copia auténtica de la Virgen de Fátima”? ¿O esa ciudad deportiva (“la más moderna de Uropa”) que lleva su nombre, cedida en precario por el Ayuntamiento, y a la que incorporó unos terrenos colindantes ajenos para construir una grada? Por cierto: ¿ya se ha quedado antigua?, porque, copiando, copiando, pretende hacerse con otra que seguro, nadie lo dude, será la más moderna de... sí, sí, de “Uropa”.
¿Qué fue de aquel futbolista brasileño (Barata) que se hizo famoso por jugar al fútbol “con los papeles de un muerto que además había fallecido”? ¿Ya no nos acordamos de aquellos futbolistas de su equipo que, borrachos según su presidente, desnudaron a dos señoritas en un hotel sevillano? ¿Y de aquel otro futbolista ¡sevillista! de su equipo que le tiró la camiseta de las trece barras a la cara? ¿Y de aquel entrenador que se vendió al rival, fichando por él la semana anterior a una final de Copa? O de esa “butí” donde él compra a sus jugadores mientras otros lo hacen en las tiendas de “todo a cien”. O de esos hoteles de cinco estrellas para sus “mushashos” mientras que otros residen en la “pensión saluita”. ¿Recuerdan aquellas “canalisasioneh” con las que iba a conseguir un canal de televisión para que todos los béticos del universo pudieran ver al “cluz” de sus amores las 24 horas del día? ¿Ya nos hemos olvidado de los “encaloramientos” de este señor cuando a sus jugadores se les queda “engarrotá” la musculatura? ¿Se acuerdan de aquellas “entitusiones” que maltrataban y “preseguían” al Betis y que sólo querían verlo en Segunda, y cuyos máximos representantes son o eran los señores Chaves y Rojas Marcos? O de aquellos alcaldes palanganas que dejaban sin funcionar los tranvías para que las criaturitas no pudieran ir al fútbol.
¿Qué fue de aquellos antiguos dirigentes béticos que, según el personaje, habían llevado al Betis al desastre y que dejaron sin pagar facturas millonarias de restaurantes y floristerías? Por cierto, uno de ellos, “con el daño que le ha hecho al Betis junto a su amigo el periodista”, está otra vez a su diestra, ¿o es a su siniestra? ¿Recordamos esas juntas generales de accionistas adonde acuden los béticos, que “son el setenta por ciento de la ciudad y los dueños der cluz”, a pedir cuentas al amo? Y que obtienen como respuesta aquello de “¿usted tiene masa ni ná?”.
Demos gracias a que a estas alturas todavía queda en la naturaleza algún ejemplar de sevillista, esa especie en extinción que, para propio regocijo, disfruta con la inacabable sarta de tonterías que escucha, gracias a los pelotazos de Seven-Up, del presidente del otro equipo de la ciudad.
